miércoles, 23 de noviembre de 2011

Oficina Técnica


Terreno arenoso, desértico, punteado con negras rocas pesadas como el acero y un cielo azul más cercano a mi coronilla de lo que nunca sentí, ya sea por la limpieza del aire o por los dos palmos que levanto del suelo desde que llegué, crean una linea bien definida rodeandome a lo largo de los 360 grados.


Primera de las oficinas que frecuentamos, quizás ya no tanto como me gustaría (profesional y personalmente).

La otra es sencilla: dos mesas con sus sillas, un armario con archivos y material de terreno y una ventanilla mostrando el pasillo exterior que ya en otra entrada presenté. Todo ello en el espacio creado en la mitad de un reformado container. La otra mitad la ocupan el las chicas de Sensibilización y el logista de SI-A. Enfrente uno de los dos containers con las oficinas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Pero no es ninguna de éstas la realmente importante en estos campamentos.

Son mis dos compañeros.


Mehdi. Ingeniero que lleva 10 años trabajando en temas de agua y 4 en con SI-A en estos proyectos. Saharaui nacido en la wilaya de Ausserd. Introvertido hasta que se suelta. Mi maestro en tantas cosas, y ahora además un gran amigo.




 

Y Mohamed. El del polo amarillo. Sí, al que todos miran y con el que se ríen. Pues exáctamente "éste" es él. El conductor que lleva en la oficina técnica tanto tiempo como Mehdi. Los años de experiencia y de traductor le han dado muchísimo conocimiento sobre la hidráulica a nivel de terreno. Cubaraui ( = saharaui qu estudió en la isla de Cuba durante muchos años), y padre de un niño nacido en Asturias. Otro maestro y gran amigo.

Mi día a día en el trabajo, y por lo tanto, durante la mayor parte de mi tiempo aquí, son sus caras y sus palabras las que me acompañan. Me sigo sintiendo un afortunado.



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martes, 15 de noviembre de 2011

Luna



Un foco de luz en medio de la noche,
escenario de un solista a quien nadie vigila
rodeado de un anillo que escapa a la vista,
platea arena, piedras y reproches.
Bailaba bajo la luna anteanoche
dejando de lado las frías fotografías,
visiones incompletas desde la ventanilla
de un acelerado y pequeño coche.
Recogo su imagen un día después
le soplo una sentida melodía
entiendo que es un poquito más mía.
Hoy le escribo, y aun no sé el por qué:
ella no me da calor ni comida 
pero me tiene en constante vigilia.


(tumbado, frente a mi tienda, medianoche, 
sobre una ya fría arena)

viernes, 11 de noviembre de 2011

Sobre descansos ocupados


Tres y media del día de descanso semanal.

El sol quema fuera, por lo que mi tienda me protege mejor que cualquier crema solar. Cuatro aspas giran en el techo, refrescando una estancia que tras volver de una bien aprovechada reunión de seguridad de las ONGD´s, se encontraba demasiado cargada.

Por eso abro la puerta.

Por eso y por no olvidar donde mis pies se tratan de posar.

En dos días volverán alguna gente. La tranquilidad del lugar permanecerá, pero no hasta el extremo que en la última semana hemos respirado, pues ahora somos 5 cooperantes en toda la base WeatherHaven.

Mucho trabajo de oficina. Contadas salidas al terreno y casi siempre escoltado. Delego en saharauis para llevar a cabo ciertas funciones.

Los descansos....escasos, pues vives dentro del proyecto y es dificil dejar de pensar en él. Y ahora liados con temas de seguridad andamos todos...una parte del trabajo que no estaba programada.

Si en otro lugar no sales de la oficina para trabajar en una semana...pues tampoco pasa nada. Pero aquí...


...saber que salir a la obra conlleva estos horizontes, mezcladas con música saharaní o tuareg, con silencios risas y charlas con Mohamed (conductor de la oficina técnica) y Mehdi (compañero ingeniero Saharaui), de las que tanto aprendo, hace que te muerdas los muñones por no poder disfrutarlo todo lo que anteriormente podíamos.

En las noches, tras cenar de aquí y allá, despliego las orejas, resintonizo la mente y aprendo compartiendo con las experiencias y presentes de gente digna de admirar.

Cuando llego a la cama y mientras continúo con las aventuras del Caballero de la Triste Figura, llego a sentir que sigo siendo un niño que juega a ser mayor.





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jueves, 3 de noviembre de 2011

Base WeatherHaven

Cuando entras por primera vez no es fácil, te miran desconfiados ojos escondidos entre las arrugas del desierto y el peso del sufrimiento. La espera es corta mientras aclaran la mil veces avisada nueva estancia.

En un  principio todo parece más grande de lo que realmente, y sobretodo rodeado de tan extenso desierto, acabas sintiendo. Y más cuando las medidas de seguridad nos impiden sair de sus límites cuando llega la oscuridad...a eso de las 7 de la tarde, justo cuando solemos terminar entre risas un alocado partido de voley.






Tiendas semicilíndricas de unos 20 m2 me acogen, si no es la mía para leer y dormir, es la de algún compañero que me invita a reir. Otras más pequeñas encierran una ducha insospechada y mágica por su agua caliente.
Una plaza central apenas pisada, engaña al desierto con un par de arbolillos, como también lo hacen las cañas que disimulan la reja que nos separa de la noche.

Y las oficinas, containers recuperados para encerrar el trabajo administrativo, organizativo y técnico de las 4 wilayas que dependen de la ayuda internacional, respiran nuestro olor más que ningún otro lugar del Sáhara.




La cafetería, la lavadora comunitaria, la televisión donde gritar "cabrón!" a un arbitro español, las esquinas donde cada noche se preparan con calma uno, dos y hasta tres tés... poco más se encierra en esta base que en estos momentos considero mi hogar... bueno, y por supuesto la gente!!! de todos los colores, nacionalidades, sabores y credos, que siempre paran, te ofrecen una sonrisa junto a su mano y unas palabras que pasan para siempre a formar parte de mi diccionario... pero esa es otra historia...


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