martes, 26 de febrero de 2013

De premiers pas dans Bruxelles


Je suis ici...dans Bruxelles.

Me envuelvo entre ropas de invierno, forro, guantes, gorro y chaquetón.
Coloco la mochila a mi espalda, y bajo las escaleras del pequeño avión que me ha traído hasta Charleroi.
Son las 10 y pico de la noche.
Solo y con un futuro incierto pero esperanzador acurrucado en el fondo de mis enseres.
Tomo un autobús, y una hora después mis pies se posan sobre Bruselas.
Pero aún debo recorrer un buen trecho hasta el centro de la capital, donde una albergue será mi primer hospedaje, junto a la Grand Place.

Amanece,
abro los ojos,
y desde la cama
estas son mis vistas...

No pude hacer otra cosa que sonreír..

Pero sin equivocarse,
que no se ha vuelto a ver el azul en el cielo...
ahora hasta es blanco el suelo!

Días en los que he hablado en francés, en inglés y tan solo palabras sueltas en español.
Días donde la gente que me he ido cruzando me sonríe y me ofrece su mano, ayuda y compañía.
Días de patear la ciudad, en busca de casa y memorizar los caminos de la ciudad.
Noches con cervezas...muy buenas.
Días en los que acabo muy cansado...la mente está siempre trabajando al máximo.
Días de nieve, frío y sorpresas que sacan brillo a mis ojos.
Días cargados de anécdotas.
Noches llenas de interrogantes y de respuestas.

Finalmente la casa que me acogió desde el principio, lo será durante 2 meses más. Una casa en la zona centro de Bruselas, con gente muy heterogenea, con intimidad, tranquilidad y buena energía.

Primeros contactos con un par de personas de ONG´s...nuevas ventanas entreabiertas.

Paso a paso voy avanzando
con objetivos claros y nuevos cosquilleos por conocer.
Llevo poco tiempo,
no quiero resbalar nada más empezar.
Peor me cuesta contener mi alegría.





Pá delante!!!
Y si me caigo...
a volver a levantarse!!!







*

lunes, 18 de febrero de 2013

¿PASO INTERMEDIO?


Fue ayer,
un ayer que se me antoja más lejano de lo que realmente está,
cuando aprendí durante cuatro meses, a lomos de Rocinante, las oportunidades por alcanzar y la manera de actuar cuando me llegue el momento.

Ahora,
en Sevilla y por pocos días,
me he cobijado en un sofá que hace las veces de oficina y dormitorio,
para preparar un nuevo paso hacia delante.
Otro gran escalón a subir en poco más de dos meses.

Bruselas no me espera,
pero yo voy en su búsqueda para robarle la posibilidad de comunicarme en francés.
Un nuevo esfuerzo con grandes recompensas futuras.
Solo en el comienzo de una nueva aventura.
Allí aún no se bien lo que me espera.
Voy con un claro objetivo,
pero sólo intuyo algunos momentos,
el resto son completamente desconocidos.
Creo que no sé bien a qué me enfrento y eso me produce una sensación parecida al miedo.
No se trata del miedo a lo que venga,
más bien a no aprovechar tanto como deseo mi estancia en los países bajos.

En un principio es un paso intermedio,
el enlace que me lleve a otro tiempo,
un tiempo marcado por idiomas que no son el mío,
el idioma en el cual escribo.
Pero la escasa, aunque bien válida, experiencia acumulada,
no me deja cerrarme a lo planeado.

Comienzo de un intermedio,
final de un ciclo encadenado al siguiente.
¿Qué me espera?
¿Quién me aguarda?
Con el pecho hinchado y al descubierto,
con una mirada profunda y deseosa de aprender,
con mis manos ofreciendo y recibiendo...

Sé que mi elección es la correcta...
quizás sea eso lo que se atraganta en mis latidos
y su compás.



*