sábado, 23 de agosto de 2014

KILIMANJARO

Se me cruzó por la cabeza un día cualquiera que no recuerdo mientras trabajaba.
Se me olvidó... o no...
Se lo propuse a Dorien, y con grandes ojos de emoción aceptó el reto.
Llegaríamos a los más alto del Kilimanjaro?

Durante casi un mes hubo dudas, algunos intentos frustrados de entrenar mis piernas y ninguno de dejar de fumar para limpiar mis pulmones.

Tras un largo viaje de más de 24 horas entre aviones, taxis y autobuses llegamos desde Juba hasta Arusha.
Ninguna agencia contratada ni hotel reservado...las cosas llegan solas si las deseas con intensidad.
Ya sabeis cómo me las gasto.

Nada más bajar del autobus que en 10 horas paró 2 minutos y medio en una ocasión, se nos autopresenta Joshua y nos pregunta nuestros planes.
Me río a carcajada limpia pero decido seguirle la corriente para ver a donde me lleva este camino y en un taxi nos montamos junto a él para buscar alojamiento y ofertas para rutas que no suban al Kilimanjaro.

Acabamos durmiendo en una cabaña elevada "de lujo" a las afueras del pueblo.

Escalones que nos recuerdan la baja forma en la cual afrontamos el reto.
Frescor reconfortante en el bosque.
Ardor reavivante en la ducha.
Desayunos doblemente inmejorables.
Monos juguetones nos hacen reír y olvidar.
Y una noche de descanso sin interrupciones y con el único sonido de la oscuridad.

Durante el siguiente día recogemos el material necesario para la subida al Kilimanjaro, ropa de abrigo, sticks... y nos decidimos a contratar la agencia de Joshua " Best days safari" que nos ofrece el pack completo para realizar la ruta de Machame por 500 USD menos de los precios mas baratos de internet.
Ya sólo queda comer, disfrutar, reír... antes de acostarse, pues a las 6 de la mañana pondremos el despertador.

Machame Route se realiza en 6 días.

Y el primer día comenzamos a subir a las 3 de la tarde...muy tarde.

Tras horas de espera nos adentramos en la selva tropical que rodea la falda del kilimanjaro.
Humedad concentrada en nubes que impedían la visibilidad mas allá de las ramas entrecruzadas de los verdes árboles cubiertos de musgo.
Impusimos un ritmo alto de subida, por la tardía hora de salida, que la energía del primer día me permitía seguir, aunque no vi las consecuencias hasta que ya era muy tarde.
Mi pierna izquierda se resintió y un dolor insoportable me paralizó al llegar de noche a Machame camp.
El mundo se me vino encima, era tan sólo el primer día y me costaba llegar a la letrina que no estaba ni a 100 metros...cómo sería de llegar a la cima??
Me relajaron, me relajé y decidí dormir y esperar a que la mañana siguiente dictara sentencia.

El segundo día me levanté y podía andar. Aun algo de dolor que calmé con ibuprofeno y con crema sobre el músculo de mi pierna. Desde esa mañana agarré los dos sticks como mis inseparables compañeros de caminata para rebajar el esfuerzo de subida que mis piernas debían hacer y traspasarlo a mis brazos.
El día amaneció despejado y tras una primera subida donde la naturaleza disminuía en tamaño que no en cantidad, pudimos al fin ver por primera vez el pico al que aspirábamos.

Habíamos salido temprano, así que el ritmo era más apropiado.
Yo me sentía descansado, y el camino era menos camino y más salvaje, más entretenido.
El segundo día lo disfrutamos todos un montón a pesar de la subida en la dificultad.
Mientras nosotros ascendíamos la vegetación descendía y la capa de nubes quedó ya lejos de nuestros pies.

Llegamos cansados pero con buen ánimo junto a Scott, un australiano que participaba de la misma expedición que Dorien y yo.
El Shira Cave camp nos daba unas vistas fabulosas, y gracias a la buena hora de llegada, pudimos realizar una caminata de una hora y media mas para subir a un pico cercano y volver a bajar. Comienzo de la tan nombrada y necesaria aclimatación a la altura.

La puesta de sol fue espectacular: mar de nubes con un par de islas sobresaliendo junto al sol que se ponía al frente y la cúspide del kilimanjaro anaranjada por los últimos rayos del día a nuestra espalda...espectacular!

Tercer día. Comenzábamos en Shiva a 3,800 metros.


Subimos hasta Lava Tower que se encuentra a 4,600 metros...la poca vegetación que aún quedaba arrastrándose por el suelo acaba por desaparecer.
Bajamos de nuevo.
Volvemos a subir.
Y vuelta a empezar hacia arriba.

La última parte es de bajada, por un valle glaciar que nos dejará en Baranco a unos 3,900 metros de altura

Durante toda la bajada voy moderando mi ritmo para no cargarme las rodillas (que ya están bastante afectadas) y a la vez disfruta del maravilloso y único paisaje de esta montaña solitaria que corona la sabana africana.

Contemplo los majestuosos Senecio Kilimanjari y las pequeñas flores Impatiens que sólo puedes encontrar en este lugar.

Me paro  cada poco a mirar hacia mi objetivo cara a cara.

Me freno para ver las pequeñas cascadas de unos riachuelos llegados de las nieves perpetuas de la cima.

Llego cansado y sediento,
así que me siento
bebo agua
y mientras me sorprenden con una fotografía que ejemplifica la maravillosa tortura en la que estoy participando.

Otra etapa terminada y mañana tras el desayuno nos espera la subida "breakfast" nada más comenzar.

A las 7:30 nos ponemos en marcha el 4º día.

"Breakfast" son 400 metros de subida de una pared de piedra (desnivel de 70 grados) que se sube en zig-zag.
Lo más asombroso es ver a los porteadores manteniendo el equilibrio.

En lo alto todo el mundo descansa, pero esto sólo es el comienzo, pues aun nos queda una bajada y una nueva subida de 600 metros hasta Karanga, donde nos pararemos a comer unas piezas de fruta y unas galletas antes de continuar.


Más subidas inimaginables y rampas por las que deslizarse hacia puntos más bajos que te llevan a una nueva pared de piedras y arena que no será la última del recorrido.

Pero las piernas ya están fortalecidas y el cuerpo más aclimatado.

Ya conocemos nuestros ritmos.



A eso de las 5 de la tarde llegamos a Barafu camp, a 4,600 metros de altura. Montamos tienda, descansamos un poco y cenamos a eso de las 8 de la tarde.
A las 9 estábamos durmiendo.
A las 12:30 de la noche nos despertamos...por delante la ultima etapa de subida.
Objetivo llegar a la cima con la salida del sol.
5 km andando para subir 1,300 metros de altura.

Durante 6 horas nos enfrentamos a una subida a oscuras
solo un pequeño frontal ilumina los pasos
pasos lentos y cansados
un pie y una respiración completa es el ritmo que escogemos
Somos 5 en la subida pero me siento solo
La mente se evade hacia playas gaditanas
hacia personas que no te recuerdan
buscando en lo profundo del corazón 
lo que siempre quisiste y no alcanzaste.

Llegamos a Stella Point (5,756 m)
Ya estamos en la parte alta, 
sólo quedan unos cientos de metros hasta coronar África 
pero no puedo...
mi cuerpo no responde y el oxigeno parece no llenar mis pulmones
estoy solo...más solo de lo que jamás me encontré
No se de donde saco las fuerzas para levantarme del suelo al que caí desfallecido
cada paso es una batalla contra el mundo
cada aliento el último...
Pero lo alcanzo
5,895 metros de altura
Uhuru peak
El punto más alto de África

La bajada se hace todavía más dura.
Tres horas hasta Barafu camp donde tras 2 horas de sueño interrumpido y sin tomar bocado volvemos a ponernos en marcha para bajar otras cuatro horas hasta llegar a las 6 de la tarde a el ultimo camp donde nos refugiaremos, Mweka camp.
Ya de vuelta bajo el bosque tropical, con las rodillas y los pies destrozados, pero felices del logro conseguido
de la experiencia inolvidable e irrepetible...

El sexto día es tan sólo una bajada que disfruto con Leons, uno de los guías (que también fue cocinero) a paso lento, pues me da pena dejar la montaña y quiero disfrutar de cada una de las ramas y esquinas.

Pero lo bueno y lo malo siempre acaba.
En este caso con abrazos, cánticos y una foto grupal con porteadores, guías y demás.
Sin ellos, los verdaderos héroes y propietarios de la gran montaña africana, el reto imaginado un mes atrás jamás habría sido posible.

Jambo!
Poa!
Pole pole!
GRACIAS!!!


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