Parece sencillo
cuando en la distancia se ve el camino,
cuando en un plano
se trazan las actuaciones
no se entienden
todas las variantes y dimensiones,
todo está en
silencio,
no se escucha ningún
tipo de ruido.
Las piedras no son
piedras,
como mucho parte del
polvo, que llegó a tus manos,
del anterior tramo
recorrido.
Los nombres no están
escritos en una libreta,
sino en los ojos de
cada persona, con su propia historia,
que puebla esta
“ciudad de los niños”.
Algunas dificultades
son imprevistas
pero se sabe que
llegarán,
y como del negro
carbón se saca la energía,
de los escollos se
saca la pasión.
De nuevo de barro
hasta los dientes
y sonriendo.
De nuevo con la
energía de los primeros días,
pero con ojos
abiertos y muy atentos.
Ya con los planes
medio resueltos
y cerrando los
últimos flecos.
Ya con una nueva
rutina del día a día,
para dar los pasos
correctos.
Pase lo que pase
todo va siendo bienvenido, sé que voy por el buen sendero, sin dejar de
improvisar, pues como bien dijo Machado..
“caminante no hay
camino, se hace camino al andar”
*
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