domingo, 4 de agosto de 2013

Noche y día

Como cualquier otro fin de semana en algunos de los rincones de Europa que hasta ahora me han acogido
noche de cena y baile
día de pasividad y relax.
Aquí podría acabar....
pero no es así...
en Myanmar siempre hay algo especial que contar.

La noche simula empezar tranquila
cuando esconde lo que no vas buscando.
Buen vino y buena carne
regadas con charlas y risas que se alargan con "shisha" y carajillo.
¿y después?

Tomar un taxi con un compañero de aventuras,Vincent,
de los que disfruta de la vida en lugar de sufrirla,
hacia una discoteca
donde la cerveza te la sirven en lata
y la música la embotellan entre electrónica poco depurada.
Pero el sitio está a reventar
y no tardamos ni dos segundos en ponernos a bailar
como si fuera la primera vez
como si fuese la última.
Entre gente descarada y rezagados de la monotonía,
humo y luces,
calores y sudores
que te despiertan más de lo que ya estás,
nos vamos poco antes de que el desierto llegue a la pista de baile...
habrá que buscar algo más...
Un conductor de rallys frustrado nos acerca a una nuevo sitio
pero descubrimos al entrar que el vacío llegó antes que nosotros.
Una cerveza para retomar fuerzas
y el camino, esta vez con la fuerza de nuestros pies,
lo hacemos entre calles silenciosas que llenamos con nuestras tonterías
con nuestras risas y palabras que quedarán escondidas en las oscuridad de la noche que estamos viviendo.
Pero esto no podía ser el final...
así que hacemos un penúltimo intento en un local desconocido que sabemos que existe cerca de nuestra casa
Ya son casi las cuatro.
Nos acercamos y seguimos sin escuchar un alma... malas noticias?
Nunca!
La calma que precede a la tormenta
de baile y risas que nos esperan dentro de un pequeño pero genial "antro".
Por fin un Dj que sabe mezclar la música como para no dejar que pares
ni para darle un trago más a la cerveza,
donde nos tratan como reyes
donde bailan como nosotros y con nosotros
donde las mujeres ríen y danzan sin buscar más que diversión
donde los rayos de luz se entrecruzan con el humo del local
donde el lenguaje deja de ser un problema para comunicarse
donde no quieres que se acabe la noche...

Pero todo acaba con las primeras luces del amanecer.
Toca descansar

Y el día...
pues descansando de la semana de trabajo.
Comiendo noodles en buena compañía,
viendo una película
tocando la armónica mientras improvisamos canciones con guitarra y voz
conversando con Vicent y Ángela de lo que fue y de lo que será...
y escribiendo estas letras para acabar el fin de semana que ya se ha escapado
sobre el colchón que ahora acunará mi sueño.

Mañana es lunes.
Vuelta al trabajo.
Con las pilas recargadas
con la mente despejada.



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