lunes, 18 de febrero de 2013

¿PASO INTERMEDIO?


Fue ayer,
un ayer que se me antoja más lejano de lo que realmente está,
cuando aprendí durante cuatro meses, a lomos de Rocinante, las oportunidades por alcanzar y la manera de actuar cuando me llegue el momento.

Ahora,
en Sevilla y por pocos días,
me he cobijado en un sofá que hace las veces de oficina y dormitorio,
para preparar un nuevo paso hacia delante.
Otro gran escalón a subir en poco más de dos meses.

Bruselas no me espera,
pero yo voy en su búsqueda para robarle la posibilidad de comunicarme en francés.
Un nuevo esfuerzo con grandes recompensas futuras.
Solo en el comienzo de una nueva aventura.
Allí aún no se bien lo que me espera.
Voy con un claro objetivo,
pero sólo intuyo algunos momentos,
el resto son completamente desconocidos.
Creo que no sé bien a qué me enfrento y eso me produce una sensación parecida al miedo.
No se trata del miedo a lo que venga,
más bien a no aprovechar tanto como deseo mi estancia en los países bajos.

En un principio es un paso intermedio,
el enlace que me lleve a otro tiempo,
un tiempo marcado por idiomas que no son el mío,
el idioma en el cual escribo.
Pero la escasa, aunque bien válida, experiencia acumulada,
no me deja cerrarme a lo planeado.

Comienzo de un intermedio,
final de un ciclo encadenado al siguiente.
¿Qué me espera?
¿Quién me aguarda?
Con el pecho hinchado y al descubierto,
con una mirada profunda y deseosa de aprender,
con mis manos ofreciendo y recibiendo...

Sé que mi elección es la correcta...
quizás sea eso lo que se atraganta en mis latidos
y su compás.



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