miércoles, 15 de febrero de 2012

Cuando las palabras no llegan

               A mis ojos vuelven toda clase de espectáculos:
la sonrisa de un recién nacido y la vejez del infinito horizonte del solitario desierto,
el sol cegador y las estrellas hablándome en morse,
y un frío y manchado viento...
...el siroco.
También vuelvo a esos ojos que echaba de menos,
a sonrisas que me alegran el día
y a jornadas exhaustivas de mirada profesional.

               A mis manos vuelven toda clase de sensaciones:
el ratón y el balón,
tus manos y sus abrazos,
el libro y el hazadón,
la arena y la roca,
el frío....
y el calor.

               A mi oídos los sonidos le suenan más intensos,
escuchas sususurrar al viento
verdades que a veces no quieres escuchar,
la música hipnotiza,
la soledad y el barullo
son un tumulto que cuesta separar.

               Pero a mi mente le están entrando tantas experiencias
que al corazón le cuesta expresarse
y a mis dedos escribir sobre momentos deteminados.

Mucho por ordenar.

Echaba de menos esta intensidad
esta pista por la que conduces sin frenos,
en constante alerta.


Sigo tratando de llegar siempre un poco más alto




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