lunes, 8 de octubre de 2012

En un lugar de castilla...

...de cuyo nombre espero acordarme, un hidalgo (no digamos caballero) de tierras andaluzas vació sus enseres. Cuatro mesesde vuelta a los estudios entre libros, papeles y pintarescos lápices.
"Experto en Agua Saneamiento e Higiene en Cooperación Internacional"
Así decía el letrero de la taberna que frecuentaría durante muchos días y noches de aprendizaje.
Buscó hospedaje.
Lo encontró sin más dilación.
Y como quien se tumbase en su lecho de infancia, con ese suspiro que llena cualquier habitación, observó a su alrededor y sonrió.



Una gran mesa para garabatear las ideas que los libros te prestan.
Una ventana que le mostraría cada mañana los cielos de Alcalá de Henares mientras imaginara cómo serían en medio de la selva congoleña.

En los primeros días se dejó llevar para comprobar las culturas de una tierra desconocida, sus quehaceres, sonrisas y engaños.
Tras una semana de actividad continua e intensas primeras charlas con gente nueva a tratar, ya el hidalgo andaluz se aposenta con toda su humildad a escribir en tierra de Cervantes.
Muchos conocimientos aportados en tan poco tiempo pueden asustar a una cabeza perezosa, pero no es el caso de quien teclea el expuesto, tan sólo abro más los párpados para no perderme los detalles más minúsculos.

Al "Français" lo estoy retando a una lucha desigual, con sus armas y yo a pecho descubierto. Veremos si llega el momento en el cual pueda soltar versos franceses escuchados en algún lugar por descubrir.

Sin más se despide esperando seguir informando de sus andanzas,



*
 

1 comentario:

  1. Grandiosas andanzas de un hidalgo valiente que le traerán la gloria posándola ante sus pies.

    Con la cabeza tan lejos como le permitan sus sueños.

    Suerte en tus épicas aventuras!

    ResponderEliminar