miércoles, 21 de noviembre de 2012

El cuerpo puede más de lo ke la mente cree

Las manos temblorosas agarran de nuevo esta pluma,
teclean cada vez más rápido las letras grabadas en los botones del ordenador
y sostienen con dificultad mi cabeza sobreexplotada.

Mis ojos nunca estuvieron tan rojos,
las lágrimas de cansancio limpian las legañas producidas por la falta de sueño y el no parpadeo que produce mi atención hacia tantos, emocionantes y nuevos conocimientos.

El Hidalgo manchego se fue ya hace tiempo a conocer Arabia,
donde de cuando en cuando se cruza con Habibi
sorteando dificultades por falta de agua limpia y justicia.
Entre el cólera y la malaria,
se encuentra con robos y violaciones
y con el amor escondido en lo profundo de algún corazón solitario.

De tanto viajar sin volar empieza a petardear mi cabeza...
pero ahora no puedo parar...
cuando parezca que el cuerpo no me puede sujetar,
refresco con agua mi cara,
muñecas y nuca,
le doy un buen trago a la cafeína
y recuerdo que a partir de aquí,
lo mejor está por venir.

Estalla mi energía!!
Mis piernas vuelven a caminar.
Mis pies dejan de tocar el suelo, manteniéndose a dos palmos del suelo (y tarareo...).
Las neuronas antes perezosas ahora parecen multiplicarse.
Respiro aprovechando todo el ancho de mis maltrechos pulmones.
Mi sonrisa se dispara.

Sí,
lo debo admitir,
me drogo,
y mi droga es mi vida.

Sin la intensidad
y la acción
mi mente se aburriría,
y mi cuerpo
cuando estuviera cansado
no se levantaría.





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