miércoles, 16 de septiembre de 2015

Ya me queda menos para que esta corta y tranquila misión toque a su fin,
espero que se trate de un punto y final y no seguido,
espero que la paz acabe llenando los poros de esta región de montañas de té y palmeras bañadas por el Tanganika.

En este mes y medio que llevo aquí he podido...
ver
escuchar
mirar
saborear
una cultura llena de sonrisas y miedos,
un país pequeño que esconde una fragancia muy especial
marcada por una historia de sangre y agua.

He conocido bastante gente,
he hecho amigos, buenos amigos,
y reencontrado otros a los que tenía perdido.




Pateando kilómetros de caminos de tierra que te llevan a la frontera
con una mirada cada vez más acostumbrada a la escasez
quizás más profesional
quizás menos triste.



Sentados en casas,
casuchas,
patios,
bajo una sombra protectora
o con el sol abrasando la espalda.





Hablando con todo tipo de personas
que viven en diferentes situaciones,

mujeres que esperan a sus maridos que se fueron a Tanzania,

niños que esperan el comienzo de un nuevo curso sin saber ciertamente en que momento de su historia se encuentran....tan sólo viven (y sonríen),

hombres jóvenes que matan el tiempo entre cartas y cervezas,


mayores que han trabajado toda su vida y lo conseguido lo comparten a mano abierta con desconocidos que huyen,

parejas de expatriados que llevan años trabajando por revertir la situación de este país y que mientras tanto viven una vida tranquila, feliz y sin contemplaciones,

jóvenes burundeses que desde dentro hablan y sueñan con un Burundi próspero
...y que por ello luchan con palabras, imágenes...


Felizmente he recuperado un amor que creía perdido
con quien sueño en el presente con los momentos del futuro que nos quedan por vivir

También me he relajado en la orilla del lago
he visto hipos a pocos metros de distancia,



he nadado para alcanzar una playa, donde una avalancha de niños me gritaban sonriendo "musungu" y, como si yo fuera un mono de feria, me rodearon, sin dejarme ver ni el mar que estaba a un metro,

he jugado al squash.... y casi muero en el intento... pero lo disfruto y buscaré como seguir haciéndolo,

he comido pinchos de cabra, vaca y pescado


he bebido agua....mucha agua....y también cerveza

Ahora, por delante, quedan días de cara-pantalla,
pegado al ordenador escribiendo informes y modelando ese trabajo que espero que nunca se llegue a realizar.
Buscaré en este tiempo disfrutar de aquellas cosas con las que más disfruto en Bujumbura
Las que me hacen sentirme vivo y feliz no solo por mi trabajo, si no por la vida que me ha tocado vivir....

...sigo arañando el cielo...





*

2 comentarios:

  1. bonito artículo, me encanta saber de ti. Besos. ¡¡¡cuídate!!!

    ResponderEliminar
  2. Me alegro por el amor reencontrado, por las sonrisas que se mantienen aun teniendo poco o nada, por los atardeceres que se pintan en un mar de paz.... descansa estrellito! y sigue.... de acá pa sempre!

    ResponderEliminar